Cuando una pareja tiene problemas y terminan separándose, tienden a abrir su relación, sus conflictos a terceras personas, sobre todo a los hijos, haciéndoles participar de sus problemas, pero los padres deben de tener en cuenta que si tiene hijos no solo deben pensar en ellos, y en lo que el otro les ha hecho, sino que deben de prestar atención a su hijos, por eso los padres son los responsables de mantener a los hijos, al margen de los conflictos de pareja. Por lo tanto, hay que ser capaz de protegerlo de los conflictos que no le son propios, es decir, dejar de lado, la frustración que se pueda sentir con la pareja. La mejor orientación para los padres es que los padres deben de mostrar a los hijos el amor incondicional sin entrar en reproches con el otro progenitor.
Existe una serie de orientaciones para evitar la triangulación como por ejemplo:
· Evitar enfrentamientos, como las acusaciones o los insultos delante de los hijos.
· No obligar a los hijos a que se decante por la madre o por el padre.
· No utilizarles en contra de uno u otro.
· La independencia de las familias en el conflicto
· La ausencia de conflictos reprimidos
· Mantener siempre modales de respeto delante del niño.
· Que no intenten darle más cosas que el otro.
· Que el niño perciba una buena relación entre los padres.
· Que ambos vayan en la misma dirección educativa.
Las causas que estas conductas tienen en el niño pueden llegar a manifestarse en una depresión crónica, incapacidad para adaptarse a los ambientes sociales, trastornos de identidad y de imagen, desesperación, tendencia al aislamiento, comportamiento hostil, falta de organización, consumo de alcohol y/o drogas y algunas veces suicidios u otros trastornos psiquiátricos. Pueden darse también sentimientos incontrolables de culpabilidad cuando el niño, una vez adulto, constata que fue cómplice inconsciente.
Raquel Sesmero Zaragoza
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